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El origen del Tantra: Raíces antiguas de una tradición sagrada

El origen del Tantra: Raíces antiguas de una tradición sagrada, por Connective Tantra School

El Tantra es una de las tradiciones espirituales más incomprendidas del mundo moderno. A menudo reducido a una forma de sexualidad exótica en Occidente, sus verdaderos orígenes son mucho más profundos y espirituales. El Tantra es un sistema antiguo y complejo que surgió del subcontinente indio, ofreciendo un camino hacia la iluminación al abrazar la totalidad de la vida: incluyendo el cuerpo, las emociones, la sexualidad y la energía espiritual.

La palabra Tantra es un término sánscrito que significa “aquello que está tejido”; en otras palabras, aquello que está conectado. El Tantra tiene que ver con la conexión: contigo mismo, tu pareja, la sociedad y el mundo espiritual.

El Tantra no es una doctrina única, sino un conjunto diverso de enseñanzas y prácticas espirituales que evolucionaron a lo largo de miles de años. Considera lo material y lo espiritual como interconectados, y tiene como objetivo despertar lo divino dentro de la experiencia humana.

El Tantra se originó en la antigua India, surgiendo alrededor del 500–1000 d.C., aunque muchas de sus ideas y rituales tienen sus raíces en tradiciones védicas y prevédicas anteriores.

La idea central del Tantra es que, a diferencia de los caminos ascéticos que rechazan el cuerpo y el deseo, el Tantra abraza lo divino en todas las cosas, incluyendo la materia, el cuerpo, la sexualidad y los sentidos.

El conocimiento tántrico se transmitió a través de escrituras conocidas como Tantras, Agamas y Samhitas. Estos textos contienen rituales y mantras, técnicas de meditación y yoga, y diálogos filosóficos entre lo masculino divino (Shiva) y lo femenino divino (Shakti). Muchos de estos textos se consideraban secretos, enseñados solo a iniciados por un gurú, y se conservaban en sánscrito o en lenguas regionales.

Una de las contribuciones clave del Tantra es su celebración de lo femenino y lo masculino como sagrado. Lo femenino divino, conocido como Shakti, se considera la fuerza activa, móvil y creativa del universo, mientras que lo masculino divino, conocido como Shiva, se considera la fuerza quieta, presente y guía. Estas energías son interdependientes, y su unión es simbólica del despertar espiritual.

De aquí provienen imágenes icónicas del Tantra como el Yab-Yum (abrazo masculino-femenino); representan la unidad espiritual, no solo la sexualidad física.

Cuando el Tantra entró en Occidente en el siglo XX, especialmente durante la revolución sexual de los años 60 y 70, a menudo fue despojado de su profundidad espiritual y reducido a técnica erótica. Si bien el Neo-Tantra occidental ayudó a las personas a explorar la sexualidad consciente, a veces pasó por alto los ricos aspectos espirituales, filosóficos y energéticos del Tantra tradicional.

El Tantra tradicional no se trata de indulgencia, sino de transformación. Te pide que conviertas cada experiencia, incluido el placer, en una puerta hacia lo sagrado.

Así que, en su verdadera esencia, Tantra no es una religión, sino una tecnología espiritual: una forma de despertar a través de la vida misma. Enseña que lo divino no está fuera de nosotros, sino dentro del cuerpo, las emociones, los deseos y las relaciones. Su origen radica en una visión radical: que la liberación espiritual no proviene de escapar de la vida, sino de abrazarla plenamente, con conciencia, reverencia y amor.

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