La palabra Tantra proviene del sánscrito antiguo y se traduce como «aquello que está tejido» o, en otras palabras, «aquello que está conectado». Así que, en el Tantra, trabajamos principalmente en torno a la conexión; conectando con una misma y con los demás. Exploramos formas en las que podemos mejorar esa conexión con nosotras mismas y, a partir de ahí, cómo conectamos con otra persona y, luego, con el resto del mundo.

Exploremos primero el concepto de conexión con una misma.

Desde una perspectiva tántrica, una conexión fuerte y sana con una misma comienza con el corazón. Para las personas que practican Tantra, esta conexión con el corazón es la base de todo. Por supuesto, estamos conectadas con la mente, el cuerpo o las emociones, pero estos se consideran secundarios. El Tantra es, sobre todo, el camino del corazón.

En el mundo actual, particularmente en Occidente, esta conexión centrada en el corazón ha disminuido. Aquellas personas más alineadas con la energía masculina (a menudo hombres, aunque no exclusivamente) tienden a cambiar su conexión del corazón a la cabeza, confiando principalmente en el razonamiento. Muchas personas con predominancia masculina toman decisiones con la cabeza y viven sus vidas impulsadas por el intelecto.

Por el contrario, aquellas personas sintonizadas con la energía femenina (a menudo mujeres, pero de nuevo, no exclusivamente) a menudo cambian su conexión del corazón hacia abajo, al vientre, donde residen las emociones. Muchas personas con predominancia femenina ahora abordan la vida principalmente a través de sus sentimientos y respuestas emocionales.

Esta desconexión del corazón nos impide encontrarnos a un nivel fundamental. Para conectar de verdad, necesitamos volver al corazón.

Y esta es la esencia del Tantra: es el camino del corazón.